dissabte, 20 d’abril del 2013

UN ENCUENTRO INESPERADO

Estoy buscando a Miss. Alcacia, pero no la encuentro. Vine expresamente aquí, a Andalucía y ya no se dónde buscar más. He decidido tumbarme un rato en un banco de la ciudad y descansar.
Oí unos ruidos muy extraños, eran como gemidos, y me levanté de golpe. Algo estaba allí, pero no sabía el que.

Miré hacía un callejón oscuro y vi unos ojos brillantes que me observaban sin parpadear.
- ¿Quien es? - pregunté asustado.
- Mg... Ag... - se oía sin parar.
Me estaba asustando, y empecé a correr hacía la casa que habíamos alquilado.
Pero de pronto, era como si esa cosa estuviera delante de mí..., ya no sabía que hacer, estaba asustado, así que empecé a decir:
- ¡¿Qué quieres de mí?!
- Mg... - Solo se oía ese ruido que me ponía muy nervioso, sin saber que era.
- ¡Ya esta bien! ¡Acaba con esto de una vez...! - le gritaba nervioso.
De pronto, vi la silueta de una muchacha salir de la oscuridad. Le vi el rostro y me descanse. Pero en un segundo paso de estar a medio kilómetro de mi a estar casi tocándose la nariz mutuamente.
- ¡Ah! - chille, nervioso, sin saber como había llegado hasta allí tan rápido.
- Va a ser muy rápido, no te preocupes. -Me dijo ella tranquilamente, relajada, sin miedo absoluto.
- Por favor no me hagas nada, ya me has asustado y casi se me envuelven las ajugas del reloj. - dije sin pensar.
- ¿Como que las agujas del reloj? - quedo ella muy sorprendida.
- Amb... - no sabía ni que decir.
- Eres tu..., Tu tic tac me ha traído hasta aquí. - contestó ella.
- ¿Como que mi tic tac? - me preguntaba extrañado.
- ...
- Da igual, si me tienes que matar, hazlo ya... - dije sin pensármelo dos veces.
- Como..., como sabes eso. - dijo ella.
- Mira tus ojos te han cambiado de color. Eres pálida... y - cogiéndole de la mano - eres fría. - le dije. Vi como se quedaba sin aliento.
- Muy bien, si que me observas bien. Pues así ya sabes que soy... - dijo ella, enseñándome los colmillos.
- Si... - conteste, asustado.
Esta escena yo la había visto en películas, me dice toda la verdad y después me mata.
- Dímelo... - dijo ella.
- ...
- ¡Dímelo! - chilló.
- Me da igual que me mates. No encuentro mi amor... Sabes, tu me has contado la verdad, así que yo también. El tic tac que oías y por eso has venido hasta aquí, es mi corazón. - le conté.
- ¡¿Como?! - dijo extrañada.
- Como oyes, así que me da igual lo que me hagas, ya tengo bastante.
- Sabes, yo era como tu. Bueno no con el corazón así, pero un amigo, me ayudó, haciéndome inmortal. Ahora ya no tengo problema ninguno...  Sabes se me ocurre algo.
- ¿El que? - dije extrañado.
- Túmbate y destápate el cuello. - me dijo ella.
Hice el que me dijo. Y cuando estaba tumbado le pregunté:
- ¿Como te llamas?
- Alice... Alice Cullen. - me respondió ella. Y seguidamente me mordió sin dejar que le contestara.

Me desperté a la mañana siguiente, en un descampado. Me toque el cuello, pero no tenía ninguna herida. Me quede callado y no oía mi tic tac. Abrí mi camisa y no estaba mi reloj.
Me había convertido en inmortal. Nunca pensé que aún estar medio muerto, podía sentirme más vivo que nunca.
En el suelo, había una carta. Era de Alice Cullen.
Me había dejado todo explicado de que me pasaría i que sentiría, y que algún día nos volveríamos a ver.
Ahora me sentía con muchas fuerzas para conquistar a Miss. Alcacia.

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